Cantar de los cantares







Soy morena, pero hermosa,
muchachas de Jerusalén,
como las tiendas de Quedar,
como las lonas de Salmá.

No miréis que estoy morena:
es que me ha quemado el sol.
Mis hermanos se enfadaron conmigo,
me pusieron a guardar las viñas,
¡y mi viña no supe guardar!

Indícame, amor de mi alma,
dónde apacientas el rebaño,
dónde sestea a mediodía,
para que no ande así perdida
tras los rebaños de tus compañeros.

...

Si tú no lo sabes,
¡hermosa entre las mujeres!,
sigue las huellas del rebaño,
lleva a pacer tus cabritas
junto al jacal de los pastores.

...

Amor mío, te comparo a la yegua
que tira del carro del faraón.

¡Qué hermosura tu cara entre zarcillos,
tu cuello entre collares!

Zarcillos te haremos de oro,
con engastes y cuentas de plata.



Salomon