Cantos de inocencia







Soplando por los valles indómitos
soplando canciones placenteras y jubilosas
en una nube vi a un niño
que riendo dijo:

Sopla un cantar que hable de un cordero
Y yo lo entoné con feliz brío.
Gaitero, sopla otra vez ese cantar;
volvía entonarlo; pero al escucharlo lloró.

Deja tu gaita, tu alegre gaita,
y canta tus canciones de alegres acentos.
Volví pues a cantar lo mismo
mientras él escuchaba llorando de alegría.

Gaitero, siéntate y escribe
eso es un libro para él que todos puedan leerlo.
Se desvaneció ante mis ojos
y yo tañía un junco hueco.

Hice entonces una tosca pluma
y manché las claras aguas
y escribí mis felices cantos
Para que todos los niños se alegren al oírlos.



William Blake



LII






CANTAS, y a sol y a cielo con tu canto
tu voz desgrana el cereal del día
hablan los pinos con su lengua verde:
trinan todas las aves del invierno.

El mar llena sus sótanos de pasos,
de campanas, cadenas y gemidos,
tintinean metales y utensilios,
suenan las ruedas de la caravana.

Pero sólo tu voz escucho y sube
tu voz con vuelo y precisión de flecha,
baja tu voz con gravedad de lluvia.

tu voz esparce altísimas espadas,
vuelve tu voz cargada de violetas
y luego me acompaña por el cielo.



Pablo Neruda

Aria de antaño

"Son joyeux, importum, d'un clavecin sonore"
Petrus Borel




Lucen vagamente las teclas del piano
a la luz del suave crepúsculo rosa,
y bajo los finos dedos de su mano

un aire de antaño canta y se querella
en la diminuta cámara suntuosa
en donde palpitan los perfumes de Ella.

Un plácido ensueño mi espíritu mece
mientras que el teclado sus notas desgrana;
¿por qué me acaricia, por qué me enternece

esa canción dulce, llorosa e incierta
que apaciblemente muere en la ventana
a las tibias auras del jardín abierta...?



Paul Verlaine



Una joven






El árbol ha entrado en mis manos,
La savia ha ascendido por mis brazos,
El árbol ha crecido en mi pecho
Hacia abajo,
Las ramas crecen fuera de mí, como brazos.


Árbol eres tú,
Musgo eres tú,
Eres violetas con viento sobre ellas.
Una niña -tan alta- eres tú,
Y todo esto es locura para el mundo.



Ezra Pound



Tal vez







Ahora escribo pájaros.
No los veo venir, no los elijo,
de golpe están ahí, son esto,
una bandada de palabras
posándose
una
a
una
en los alambres de la página,
chirriando, picoteando, lluvia de alas
y yo sin pan que darles, solamente
dejándolos venir. Tal vez
sea eso un árbol
o tal vez
el amor.



Julio Cortázar



Amantes






Dos amantes dichosos hacen un solo pan,
una sola gota de luna en la hierba,
dejan andando dos sombras que se reúnen,
dejan un solo sol vacío en una cama.

De todas las verdades escogieron el día:
no se ataron con hilos, sino con un aroma,
y no despedazaron la paz ni las palabras.
la dicha es una torre transparente.

El aire, el vino van con los dos amantes,
la noche les regala sus pétalos dichosos,
tienen derecho a todos los claveles.

Dos amantes dichosos no tienen fin ni muerte,
nacen y mueren muchas veces mientras viven,
tienen la eternidad de la naturaleza.



Pablo Neruda



es







Ella está hecha a semejanza de las cosas que amo.
Se parece a la noche,
o mejor: a una noche sin ausencias.
Ella es exacta.

Cuando la noche escurre, su cuerpo se humedece.
Me permite trepar por mis temblores
y agitar su nombre desde la oscuridad.
Ella es irrepetible.

Nació en las piedras donde empieza mi desorden.


Eduardo Langagne


nos








¡Oh, cómo florece mi cuerpo, desde cada vena,
con mas aroma, desde que te reconozco!
Mira, ando mas esbelto y mas derecho,
y tu tan sólo esperas...¿pero quién esperas tú?

Mira: yo siento cómo distancio,
cómo pierdo lo antiguo, hoja tras hoja.
Sólo tu sonrisa permanece como muchas estrellas
sobre ti, y pronto también sobre mí.

A todo aquello que a través de mi infancia
sin nombre aún refulge, como el agua,
le voy a dar tu nombre en el altar
que está encendido de tu pelo
y rodeado, leve, con tus pechos.



Rainer Maria Rilke


Sincronías







¿Cómo sujetar mi alma para
que no roce la tuya?
¿Cómo debo elevarla
hasta las otras cosas, sobre ti?
Quisiera cobijarla bajo cualquier objeto perdido,
en un rincón extraño y mudo
donde tu estremecimiento no pudiese esparcirse.

Pero todo aquello que tocamos, tú y yo,
nos une, como un golpe de arco,
que una sola voz arranca de dos cuerdas.
¿En qué instrumento nos tensaron?
¿Y qué mano nos pulsa formando ese sonido?
¡Oh, dulce canto!



Rainer Maria Rilke





Piedra de horno







La tarde abandonada gime deshecha en lluvia.
Del cielo caen recuerdos y entran por la ventana.
Duros suspiros rotos, quimeras lastimadas.
Lentamente va viniendo tu cuerpo.
Llegan tus manos en su órbita
de aguardiente de caña;
tus pies de lento azúcar quemados por la danza,
y tus muslos, tenazas del espasmo,
y tu boca, sustancia
comestible y tu cintura
de abierto caramelo.
Llegan tus brazos de oro, tus dientes sanguinarios;
de pronto entran tus ojos traicionados;
tu piel tendida, preparada
para la siesta:
tu olor a selva repentina; tu garganta
gritando –no sé, me lo imagino-, gimiendo
-no sé, me lo figuro-, quemándose- no sé, supongo, creo;
tu garganta profunda
retorciendo palabras prohibidas.
Un río de promesas
desciende de tu pelo,
se demora en tus senos,
cuaja al fin en un charco de melaza en tu vientre,
viola tu carne firme de nocturno secreto.
Carbón ardiente y piedra de horno
en esta tarde fría de lluvia y de silencio.


Nicolás Guillén




Al alba







Al alba te amo tengo toda la noche en las venas
Toda la noche te he contemplado

Tengo que adivinarlo todo
me siento seguro en
las tinieblas
Ellas me conceden el poder
De envolverte

De sacudirte
deseo de vivir
en el seno de mi inmovilidad
El poder de revelarte
De liberarte de perderte

Lama invisible de día.

Si te vas la puerta se abre hacia el día

Si te vas la puerta se abre hacia mí mismo,
y por primera vez

deseándonos sólo

el uno al otro.

Paul Eluard




Bella








Bella,
como en la piedra fresca
del manantial, el agua
abre un ancho relámpago de espuma,
así es la sonrisa en tu rostro,
bella.

Bella,
de finas manos y delgados pies
como un caballito de plata,
andando, flor del mundo,
así te veo,
bella.

Bella,
con un nido de cobre enmarañado
en tu cabeza, un nido
color de miel sombría
donde mi corazón arde y reposa,
bella.

Bella,
no te caben los ojos en la cara,
no te caben los ojos en la tierra.
Hay países, hay ríos
en tus ojos,
mi patria está en tus ojos,
yo camino por ellos,
ellos dan luz al mundo
por donde yo camino,
bella.

Bella,
tus senos son como dos panes hechos
de tierra cereal y luna de oro,
bella.

Bella,
tu cintura
la hizo mi brazo como un río cuando
pasó mil años por tu dulce cuerpo,
bella.

Bella,
no hay nada como tus caderas,
tal vez la tierra tiene
en algún sitio oculto
la curva y el aroma de tu cuerpo,
tal vez en algún sitio,
bella.

Bella, mi bella,
tu voz, tu piel, tus uñas
bella, mi bella,
tu ser, tu luz, tu sombra,
bella,
todo eso es mío, bella,
todo eso es mío, mía,
cuando andas o reposas,
cuando cantas o duermes,
cuando sufres o sueñas,
siempre,
cuando estás cerca o lejos,
siempre,
eres mía, mi bella,
siempre.


Pablo Neruda



Bolero







Qué vanidad imaginar
que puedo darte todo, el amor y la dicha,
itinerarios, música, juguetes.
Es cierto que es así:
todo lo mío te lo doy, es cierto,
pero todo lo mío no te basta
como a mí no me basta que me des
todo lo tuyo.

Por eso no seremos nunca
la pareja perfecta, la tarjeta postal,
si no somos capaces de aceptar
que sólo en la aritmética
el dos nace del uno más el uno.

Por ahí un papelito
que solamente dice:

Siempre fuiste mi espejo,
quiero decir que para verme tenía que mirarte.


Julio Cortazar


Canción de otoño




Los sollozos más hondos
del violín del otoño
son igual
que una herida en el alma
de congojas extrañas
sin final.









Tembloroso recuerdo
esta huida del tiempo
que se fue.
Evocando el pasado
y los días lejanos
lloraré.

Este viento se lleva
el ayer de tiniebla
que pasó,
una mala borrasca
que levanta hojarasca
como yo.



Paul Verlaine



para M






una flor
no lejos de la noche
mi cuerpo mudo
se abre
a la delicada urgencia del rocío.



Alejandra Pizarnik




Sueño







Sueño a menudo el sueño sencillo y penetrante
de una mujer ignota que adoro y que me adora,
que, siendo igual, es siempre distinta a cada hora
y que las huellas sigue de mi existencia errante.

Se vuelve transparente mi corazón sangrante
para ella, que comprende lo que mi mente añora;
ella me enjuga el llanto del alma cuando llora
y lo perdona todo con su sonrisa amante.

¿Es morena ardorosa? ¿Frágil rubia? Lo ignoro.
¿Su nombre? Lo imagino por lo blando y sonoro,
el de virgen de aquellas que adorando murieron.

Como el de las estatuas es su mirar de suave
y tienen los acordes de su voz, lenta y grave,
un eco de las voces queridas que se fueron...



Paul Verlaine



Callar






Una ola de amor que
va de mi cuerpo al tuyo es
una humana canción.
No canta, vuela entre
tu boca y mi verano
bajo tu sol. El calendario no
tiene esta noche o fecha en su papel.
El manantial de vos
cae como vino en la copa
y el mundo calla sus desastres.
Gracias, mundo, por no ser más que mundo
y ninguna otra cosa.


Juan Gelman




Luna







La luna,
que es el capricho mismo,
se asomó por la ventana mientras dormías en la cuna,
y se dijo: "Esa criatura me agrada".
Y bajó con suavidad por su escala de nubes

y pasó silenciosa a través de los vidrios.

Se acostó sobre ti con la ternura flexible de una madre,

y ardió sus colores sobre tu rostro.
Tus pupilas se pusieron verdes,
y las mejillas extraordinariamente pálidas.

Al contemplar a esta visitante

tus ojos se agrandaron extrañamente,

y ella te oprimió con tal delicadeza la garganta

que te quedó para siempre el deseo de llorar.

Sin embargo, en la expansión de su gozo,

la luna poblaba todo el cuarto
como atmósfera fosforescente,
como veneno fúlgido;
y esta vívida luz pensaba y decía:

"¡padecerás eternamente el influjo de mi beso.
Serás bella a mi manera.
Amarás lo que amo y lo que me ama:
el agua informe y multiforme;

el sitio donde no estés;

el amante que no conocerás;
las flores monstruosas;
los perfumes que provocan delirio;
los gatos pasmados sobre los pianos
y que gimen como mujeres, con voz ronca y dulce!".
"Y serás amada por mis amantes,
cortejada por mis cortesanos.

Serás reina de los hombres de ojos verdes
a quienes cerré asimismo la garganta
con mis caricias nocturnas;
de los que aman el mar, el mar vasto, tumultuoso y verde;
el agua informe y multiforme,

el sitio donde no estés,
la mujer que no conocen,
las flores fúnebres que se parecen
a los incensarios de una religión desconocida,

los perfumes que turban la voluntad,

y los animales selváticos y voluptuosos
que son emblema de su locura".
Y por ello, maldita, querida niña consentida,
estoy ahora tendido a tus pies,
buscando en tu figura
el reflejo de la terrible divinidad,

de la fatídica madrina,

de la nodriza emponzoñadora
de todos los lunáticos.



Charles Baudelaire